La bodega Kumamoto Wine Farm y Kikuka Winery es uno de los mejores productores de vino Chardonnay de Japón. Kumamoto Wine Farm trabaja en colaboración con una treintena de viticultores (9 ha en total) para producir vino, más concretamente un 90 % de Chardonnay.
Las uvas se producen íntegramente en la ciudad de Kikuka. Los viñedos están situados en una cuenca que ofrece un entorno propicio para el cultivo de la vid: bien ventilado, con más de 2000 horas de sol al año y un buen drenaje gracias a la superficie del suelo, que contiene mucha arena de montaña.
Las parcelas se encuentran a una altitud de entre 100 y 200 metros. Aunque el terreno es esencialmente llano, también hay zonas en terrazas creadas por los ríos, y la región tiene algunas de las temperaturas del agua más bajas de la prefectura de Kumamoto, lo que afecta a las diferencias de temperatura y crea el terruño.
Las uvas se cosechan a mano entre finales de agosto y mediados de septiembre, y el integrador de compuestos de las uvas se controla mediante un dispositivo mecánico de control de la temperatura. El proceso de producción consiste en despalillar y estrujar las uvas y prensar lentamente el zumo.
Mientras que los agricultores asociados cultivan sus uvas utilizando el sistema VSP, ellos han adoptado el sistema de pérgola para su propio viñedo. Las cubas de fermentación y las prensas de acero inoxidable de la bodega Kikuka son de tamaño compacto, ya que producen vino en pequeños lotes para cada tipo de uva. Toda la fermentación alcohólica se lleva a cabo en cubas de acero inoxidable.
La temperatura de fermentación es de 15 a 20 grados centígrados. Tras la fermentación alcohólica, el vino se selecciona mediante pruebas sensoriales para cada cuba y se transfiere a barricas de roble francés. Se envejece en barricas durante aproximadamente un año antes de ser embotellado. Este Chardonnay es elegante y muy aromático, con matices de roble francés de gran calidad y abundantes notas cítricas maduras, como pomelo, y de frutas de hueso, como albaricoque y melocotón (melocotón blanco y melocotón amarillo).
Presenta una acidez viva y una fuerte mineralidad. Los sabores son agradablemente concentrados en cítricos maduros como el limón con aceite y cáscara. Los aromas de roble están muy bien integrados con notas de especias blancas y vainilla, nueces tostadas y mantequilla, que añaden complejidad. El final es persistente y bastante largo.
El sabor redondo y rico cubre delicadamente todo el paladar. La suave acidez le da una estructura firme y tiene un retrogusto largo y persistente, potente pero magnífico y elegante. La viscosidad es fuerte y ligeramente envejecida. Se trata de un Chardonnay con madera de estilo clásico, muy bien logrado. Será interesante observar su evolución a lo largo de los años en la bodega.