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Salsa de soja baja en sal
Ref: NISFUE8
5,30 €
Iva incluido
Producto disponible con otras opciones
Detrás de esta salsa de soja fermentada y envejecida en barriles de cedro durante al menos 2 años se esconden más de dos siglos de conocimientos artesanales.
El maestro bodeguero se asegura de que, aún sin refinar, el estado de la salsa de soja sea óptimo y, para ello, realiza los ajustes necesarios.
La temperatura de la sala donde se almacenan los barriles no está supervisada por humanos, lo que supone que la fermentación y el envejecimiento de esta salsa de soja sean totalmente naturales.
Las semillas de soja utilizadas son cuidadosamente seleccionadas al igual que el trigo, exclusivo de la región de Saitama. Esta salsa de soja natural con bajo contenido en sal aporta sabor y riqueza.
Nuestra combinación perfecta : aunque esta salsa de soja baja en sal está indicada para preparaciones como el Yum Cha, también combina bien con platos ligeramente picantes. Es perfecta para tofu, verduras hervidas, carnes asadas o salteadas, arroz o fideos salteados.
NISFUE8
Ficha técnica
Origen
Saitama, Japon
Peso
1 L net
150 ml neto
Empaquetado
Botella de vidrio
Ingrédientes
agua, soja, trigo, 8% de sal, alcohol de caña
Conservación
refrigerar una vez abierto
à l'abri de la lumière et de la chaleur
Alérgenos
soja
trigo
Valeurs nutritionnelles
Para 100 g : Valor energético 69 kcal (293 kJ) ; Grasa total <0,3g, De las cuales saturadas <0,01g ; Hidratos de carbono 7,5g, De los cuales azúcares 1,1g; Fibra diética 1,5; Proteínas 9,1g; Sal 9,31g.
En Japón, existen oficialmente 1200 empresas especializadas en salsa de soja. Sin embargo, más del 90% no la elaboran, sino que se limitan a embotellar su marca. Hasta los años 50, la salsa de soja seguía siendo un producto de lujo. Había casi 10 000 fabricantes en Japón repartidos por todas las prefecturas del archipiélago y principalmente activos en su región.
Las mejores salsas procedían de fermentaciones largas y complejas. El mercado actual exige precios bajos y competitivos, por eso, está obligando a la mayoría de los fabricantes a producir salsas de soja a menor coste, todas ellas con una fermentación más corta. Esa competencia está perjudicando a muchos artesanos, que se ven obligados a renunciar a fermentaciones largas. Los grandes fabricantes que monopolizan las ventas en supermercados, cadenas de restaurantes… utilizan bodegas de aluminio y levadura química para acelerar significativamente la fermentación, perjudicando así el sabor, el aroma y la textura. Los mejores fabricantes, los maestros artesanos, trabajan con barriles abiertos hechos de madera de cedro "sugi" y aislados en salas protegidas para preservar las bacterias de la superficie y el aire ambiente. Estas bacterias permiten que la fermentación del mosto de soja se produzca durante las cuatro estaciones: en invierno, el mosto o moromi duerme; en primavera, la moromi se despierta y se activa; en verano, bajo los efectos del calor, la moromi se vuelve muy activa y en otoño, la moromi se enfría. Todas estas prolongadas etapas son necesarias para la elaboración de una salsa de soja excepcional. El ciclo puede repetirse 2, 3, 5 o incluso entre 10 y 35 veces para las salsas más especiales. Se puede hablar de una «grand cru» cuando procede de una fermentación de 2 a 3 años. De las 1200 compañías consideradas como fabricantes de salsa de soja, solo un centenar realiza el proceso de fabricación completo, y tan solo 20-30 de ellas elaboran una verdadera salsa de soja.
Detrás de esta salsa de soja fermentada y envejecida en barriles de cedro durante al menos 2 años se esconden más de dos siglos de conocimientos artesanales.